Xilinat, la solución mexicana que redefine el consumo de azúcar
Un diagnóstico familiar se convierte en innovación: Javier Larragoiti transforma una necesidad en Xilinat.
El emprender surge por la necesidad de algún producto. Javier Larragoiti, Ingeniero químico de profesión con maestría en Bioquímica, encontró en una situación personal la inspiración para crear Xilinat, una empresa que hoy día ofrece un sustituto del azúcar saludable y sostenible.
La historia de Javier es un ejemplo claro de cómo una necesidad personal puede convertirse en una solución que impacta positivamente en la sociedad y el medio ambiente. En México, la diabetes es la tercera causa principal de muertes, solo superada por enfermedades del corazón y la COVID-19, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).En entrevista para Guía de Lujo compartió el factor que lo hizo crear su marca.
¿Qué fue lo que te impulsó a crear Xilinat?
La motivación principal surgió en el 2018, con 28 años, decidí crear Xilinat, cuando mi padre fue diagnosticado con diabetes. Al ver cómo su salud se deterioraba debido a su dieta, supe que necesitaba encontrar una solución. No me gustaba la idea de los edulcorantes artificiales disponibles en el mercado. Fue entonces cuando decidí investigar alternativas más naturales y saludables, lo que eventualmente me llevó al xilitol y a la creación de Xilinat.
Cada 5 minutos muere una persona por diabetes y, al año, fallecen 2.8 millones de personas por obesidad. El problema es que la industria alimentaria sabe que el azúcar está causando daños y, en vez de ofrecer soluciones efectivas, la esconden. Hoy en día, en los alimentos que consumimos, hay 50 maneras distintas de ocultar el azúcar. Con nuestra marca, queremos ser una alternativa de ingredientes saludables y sustentables».
¿Cómo surgió la idea de utilizar olotes de maíz para producir xilitol?
Todo comenzó con mi interés en la ciencia y la ingeniería química. Trabajando con mi profesora Lorena Pedraza, con gran experiencia aprovechando residuos agrícolas, notamos que podíamos usar el olote de maíz como materia prima. A través de un proceso de fermentación, logramos obtener xilitol de alta calidad, reduciendo los costos de producción y aprovechando un recurso que de otro modo sería desperdiciado.
¿Cuáles son los beneficios del xilitol en comparación con otros edulcorantes?
El xilitol ofrece múltiples ventajas. No solo tiene un sabor similar al del azúcar, sino que también es beneficioso para la salud. Ayuda a la absorción de calcio en los huesos, es bajo en calorías, seguro para diabéticos, no requiere insulina para su metabolización, y es compatible con dietas keto debido a su bajo contenido en carbohidratos. Además, protege contra las caries, lo que lo convierte en una opción ideal para quienes buscan alternativas saludables al azúcar.
¿Cómo Xilinat logra reducir los costos de producción del xilitol?
Xilinat disminuye en un 40% los costos de producción del xilitol en comparación con el proceso tradicional, que utiliza madera de abedul. Al emplear la mazorca desgranada como materia prima y aplicar un proceso de fermentación que reduce tanto los costos energéticos como los de la materia prima. Mientras que el costo de producción de xilitol a partir de abedul se sitúa entre 3 y 3,5 dólares por kilo, Xilinat lo reduce a entre 2 y 2,4 dólares por kilo.
¿Cómo ha sido el impacto social y ambiental de Xilinat?
En Xilinat estamos comprometidos con el bienestar social y ambiental. Trabajamos directamente con San Bernardino Tlaxcalancingo, en el estado de Puebla, y de San Miguel Topilejo, una comunidad situada en la delegación Tlalpan, al sur de la Ciudad de México. Estas familias, compuestas por más de 63 personas, se dedican a suministrar el olote, la materia prima esencial para la producción de xilitol. Se requieren siete toneladas de olote, por las cuales se les paga 500 dólares, para producir una tonelada de este edulcorante. Este año, la empresa se ha fijado como meta vender 12 toneladas de xilitol, lo que implica la necesidad de 36 toneladas de mazorca de maíz. Además, contribuimos a la reducción de la quema de residuos agrícolas, lo que disminuye la emisión de dióxido de carbono.
¿Cuál es una de las principales barreras para introducir el producto?
Una de las principales barreras para introducir el producto es la económica. Lamentablemente, este tipo de soluciones solo son accesibles para el 30% o 35 % de la población, mientras que la mayoría de los problemas de salud graves están en el 60% restante. Para reducir los costos de su producto y hacerlo accesible a más sectores de la población, sería necesario contar con cierto apoyo del Gobierno.
Esto permitiría aminorar costos y alcanzar niveles de industrialización muy grandes, ya que, al aumentar la producción, el costo de producción disminuiría debido a la economía de escala.
En 2017, este invento fue incluido en la lista de los principales innovadores menores de 35 años del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). Esta distinción reconoce a aquellos jóvenes cuyo trabajo tiene el potencial de cambiar el mundo, destacando su capacidad para desarrollar soluciones innovadoras que abordan problemas globales urgentes.
¿Cómo ha cambiado la vida de tu padre desde que comenzó a usar Xilinat?
Mi padre es ahora un fiel defensor de Xilinat. Al principio, lo usamos como prueba, pero hoy en día lo consume regularmente y ha visto mejoras en su salud. Esto me da la tranquilidad de saber que hemos creado un producto que realmente marca la diferencia. En mi casa, no se usa ningún otro tipo de edulcorante; todos estamos convencidos de los beneficios de Xilinat.
Antes de desarrollar Xilinat, consideraste otras soluciones, como una pastilla que hiciera que los alimentos supieran más dulces. ¿Por qué decidiste no seguir con esa idea y cómo llegaste a la decisión de usar xilitol como base para tu producto?
Cuando comencé a buscar una solución para que mi padre pudiera disfrutar de alimentos dulces sin comprometer su salud, una de las primeras ideas que se me ocurrió fue crear una pastilla que aumenta la percepción del dulzor en los alimentos. Sin embargo, pronto descubrí que un producto similar ya existía en Japón, donde lo utilizan principalmente para consumir sake. Al percatarme de que esa idea ya se había implementado, empecé a explorar otras opciones.
No quise recurrir a los edulcorantes disponibles en el mercado, porque mi padre no estaba satisfecho con su sabor. En ese momento, mi hermana, que estaba estudiando odontología, me habló del xilitol, un producto que ella usaba en pacientes niños para proteger sus dientes contra las caries. Me intrigó que este edulcorante no sólo ofreciera un sabor más agradable, sino que también tuviera beneficios adicionales para la salud. Así fue como decidí enfocarme en el xilitol y desarrollar un proceso para producirlo de manera sostenible, dando origen a lo que hoy es Xilinat.
Desde niño, siempre te imaginaste con una bata de laboratorio y te inspiraron personajes como Peter Parker, un científico detrás del disfraz de Spider-Man. ¿Cómo influyó esta pasión infantil en tu decisión de estudiar ingeniería química y en la creación de Xilinat?
Mi pasión por la ciencia comenzó a una edad muy temprana. Crecí viendo programas como El mundo de Beakman y admirando a superhéroes como Spider-Man, no solo por sus habilidades, sino por la figura de Peter Parker, un científico que utilizaba su conocimiento para hacer el bien. Esa fascinación me llevó a imaginarme a mí mismo en un laboratorio, resolviendo problemas y creando soluciones. Cuando llegó el momento de elegir una carrera, elegí estudiar ingeniería química, ya que me brindaba las herramientas para convertir esa pasión en algo tangible.
Al enfrentar el reto de encontrar una solución para mejorar la salud de mi padre, esa misma pasión me guió a buscar la ayuda de Lorena Pedraza, una maestra con experiencia en el aprovechamiento de residuos agrícolas. Juntos comenzamos a experimentar con la transformación de desperdicios orgánicos, específicamente el olote de maíz. El proceso de fermentación que desarrollamos para obtener xilitol fue como cumplir un sueño de infancia: utilizando la ciencia no solo para innovar, sino para crear un producto que puede mejorar la vida de muchas personas.