Panadería Gala: pan y café detrás de una puerta gris

Un espacio oculto donde verás cómo se hornea el pan y podrás desayunar con calma en plena Ciudad de México.
Panadería Gala está lejos de los locales tradicionales con vitrinas repletas y anuncios llamativos. No se ve desde la calle. Este proyecto fue creado por Eduardo García, chef de Máximo Bistrot, y Gabriela López, directora del Grupo Maximus. Ambos encontraron inspiración en la sobriedad arquitectónica de Skye, una isla escocesa que visitaron años antes de abrir este sitio. Su idea era crear un concepto que ofreciera pan artesanal de calidad, sin distracciones, ni adornos innecesarios. Solo técnica, sabor y silencio.
Interiorismo sencillo que prioriza la calidez doméstica
El espacio tiene un techo de madera a dos aguas, barra de mármol y pocas mesas, todo pensado para sentirse como en casa. Panadería Gala recuerda más a una cocina familiar que a un negocio. Cada detalle fue diseñado para crear cercanía y tranquilidad.
No hay ruido exterior. Se impone el olor del pan horneado y el murmullo de quienes trabajan detrás de la barra central. El mobiliario es funcional. La estética es neutra y cálida. No hay distracciones. Solo pan fresco y conversación pausada. Gaby López lo define como un lugar “que se siente íntimo sin ser exclusivo, donde el pan es el centro de todo”.

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Recetas cuidadas, ingredientes reales y cero concesiones
En la barra, el equipo de panaderos da forma a recetas que mezclan tradición y técnica con ingredientes de altísima calidad. Aquí se elaboran roles de canela, chocolatines, conchas, escargots, cruffins y otras piezas que cambian según la temporada o el antojo.
Uno de los favoritos es el croissant relleno de ricotta, que se sirve caliente, con un toque de ralladura de limón y azúcar glass. Todo el pan es hecho al momento. Se hornea en tandas pequeñas para garantizar frescura, textura ligera y una miga perfectamente desarrollada. Además, el menú incluye café de especialidad, jugos prensados en frío y chocolate caliente, que complementan los desayunos sencillos y reconfortantes.

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Un modelo gastronómico que pone al barrio en el mapa
La Roma sigue siendo una de las zonas más activas gastronómicamente en la capital. Panadería Gala suma una propuesta distinta al circuito. Lejos del ruido y las modas, el proyecto quiere que sus visitantes “coman pan con calma y sepan de dónde viene cada ingrediente”.
La panadería también sirve como laboratorio creativo para el chef Lalo, quien a menudo prueba nuevas ideas antes de llevarlas a sus restaurantes. Clientes habituales la describen como una especie de secreto compartido. Un lugar que no necesita publicidad, solo buen pan y consistencia. La mayoría compra para llevar, pero muchos se quedan. Porque Gala ofrece algo que escasea: tiempo bien invertido antes de volver al caos.
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Recuperar la cultura del trigo y repensar el pan
Uno de los objetivos de Gala es revalorar el trigo mexicano, en un momento donde los productos ultra procesados dominan el mercado. Como menciona Gabriela López, “en México se ha perdido la siembra de trigo, por eso buscamos productores que respeten procesos tradicionales”.
El proyecto busca abrir conversación sobre el pan como alimento cultural, no solo como antojo o acompañamiento para el café. Así, Gala representa más que una panadería. Es una declaración de principios sobre el valor de la paciencia, la técnica y el origen.
Abierta de lunes a domingo, de 8:00 a 15:00 horas, esta panadería se ha convertido en parada obligada para locales y visitantes.