Mily Marín guía cenas a ciegas en Zeru San Ángel

La sommelier invidente lidera un modelo de inclusión sensorial que transforma la gastronomía mexicana desde la oscuridad.
Mily Marín es la primera mujer mexicana con discapacidad visual en obtener el título de sommelier. Su historia no solo inspira: redefine el servicio en sala desde una perspectiva de inclusión sensorial que impacta a comensales y profesionales.
En Zeru San Ángel, Mily lidera las “Cenas en la oscuridad”, un proyecto donde cada plato se presenta sin estímulo visual. De esta manera, los sentidos del gusto, olfato y oído adquieren un protagonismo inesperado, permitiendo a los comensales una conexión más íntima con los ingredientes.

Te podría interesar: Decididas Summit 2024, inspiración para reinventarse
El menú, diseñado por los chefs José Luis Escobar y Josefina González, se complementa con un maridaje coordinado por Marín, junto con los sommeliers Andrés Amor y Raúl Osorio. El servicio corre a cargo de un equipo completamente capacitado de meseros invidentes, quienes reciben formación directa de Mily.
Te podría interesar: La Hacienda Zotoluca y el Festival de Sentidos 2024
Formación que empodera y abre caminos
Además de su trabajo en sala, Mily se dedica a la capacitación profesional de personas con discapacidad visual en el ámbito del servicio gastronómico. Su metodología está basada en la exigencia, la constancia y la personalización de la enseñanza, adaptada al ritmo de cada alumno.
El objetivo es que cada persona pueda desarrollar habilidades técnicas reales para integrarse a entornos de alta exigencia. Así, Mily transforma prejuicios en oportunidades concretas, y demuestra que la discapacidad no es un límite, sino una característica más en el desarrollo profesional.

Te podría interesar: Premios Goula y Sisterfood: Foro contra desperdicio de comida
Un legado que impulsa la equidad en la hospitalidad
Desde su diagnóstico de retinosis pigmentaria, que la dejó ciega a los 12 años, Mily ha enfrentado el mundo con tenacidad. Con bastón en mano y una voz firme, se ha posicionado como referente en el servicio del vino en México, sin concesiones ni excepciones. Su presencia constante en proyectos de gastronomía sensorial, junto con su labor educativa, ha comenzado a cambiar el panorama para futuras generaciones de profesionales invidentes en el país.
“Mis alumnos no necesitan compasión, sino expectativas altas y formación con rigor. Todos merecen una oportunidad para destacar”, asegura la sommelier.