Bioplásticos: alternativa sustentable al plástico convencional

Ante la crisis ambiental global, surgen materiales derivados de biomasa que prometen reducir residuos y emisiones en diversas industrias.
Los bioplásticos son materiales plásticos elaborados a partir de fuentes renovables como plantas, algas o residuos agrícolas, no de combustibles fósiles. +De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), este material genera menos gases de efecto invernadero durante su fabricación.
Algunos bioplásticos son biodegradables o compostables, lo que significa que se descomponen naturalmente en condiciones controladas, sin dejar residuos tóxicos. Según Earthday.org, se producen 450 millones de toneladas de plástico fósil anualmente, afectando la salud del planeta y sus ecosistemas. Frente a este panorama, el desarrollo de alternativas sostenibles como los bioplásticos es clave para reducir el impacto de los residuos plásticos.

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El origen de los bioplásticos y su evolución científica
El primer bioplástico documentado fue el PHB, descubierto en 1926 por el investigador Maurice Lemoigne a partir de bacterias Bacillus megaterium. Aunque el hallazgo pasó desapercibido, la crisis del petróleo en los setenta motivó la búsqueda de opciones ajenas al crudo. Con los avances en genética molecular, se perfeccionaron las técnicas de producción, permitiendo el desarrollo de materiales aplicables a mayor escala.
Actualmente existen variantes como los polihidroxialcanoatos (PHA) y el ácido poliláctico (PLA), usados principalmente en envases y productos desechables. El artículo de National Geographic US en 2024 destaca que el PLA requiere compostaje industrial, mientras el PHA es completamente biodegradable.

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Casos actuales: espirulina, semillas de aguacate y más
Investigadores de la Universidad de Washington crearon en 2023 un bioplástico a partir de espirulina, alga usada en alimentos y cosméticos. El material mostró propiedades mecánicas similares al plástico convencional y puede compostarse como una cáscara de plátano. La espirulina, además, tiene propiedades ignífugas y puede producirse a gran escala con bajo impacto ambiental, según la universidad estadounidense.
En México, un ingeniero químico desarrolla bioplásticos a base de semillas de aguacate, diversificando el abanico de soluciones orgánicas disponibles. Estos avances reflejan la búsqueda constante por reemplazar plásticos derivados del petróleo por alternativas más sostenibles y compostables.

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Un mercado con potencial, pero también desafíos estructurales
Según Fortune Business Insights, el mercado de bioplásticos fue valuado en 7490 millones de dólares en 2023 a nivel global. Se espera que alcance los 56 990 millones en 2032, a medida que aumenten la demanda, los subsidios y la producción a gran escala.
Sin embargo, su fabricación aún resulta costosa: entre tres y cuatro veces más que los plásticos convencionales, detalla National Geographic US. La mayor implementación de bioplásticos ocurre en embalajes, pero su potencial abarca medicina, agricultura y automoción, según la Universidad Estatal de Michigan. A futuro, se prevé que este material gane terreno en múltiples industrias conforme bajen los costos y mejoren las tecnologías de producción.